Mucho hemos escuchado hablar sobre la Toxina Botulínica. Sin duda, esta palabra nos suena a todos, pero se tiende a confundir su uso con el de otros tratamientos inyectables.
Cada vez más, la gente se va informando y va entendiendo las diferencias entre unos y otros tratamientos. En inyectables varía mucho uno de otro, tanto en el producto como en los resultados, así como también varía en qué se debe utilizar según lo que se quiera tratar.
La toxina botulínica se utiliza para relajar la musculatura y evitar que se marquen arrugas o eliminarlas en el caso que ya estén marcadas. Es una sesión corta, con resultados inmediatos, no duele y debe ser realizado por un médico profesional. Importante es utilizar siempre marcas reconocidas y de laboratorios certificados.
Algo diferente es el ácido hialurónico, que es un principio activo que de por sí está presente de forma natural en nuestro organismo y en la propia piel. Con él se pueden tratar zonas diversas, como las ojeras, los labios, la nariz o las mejillas. Puedes mejorar tu perfil al respingar tu nariz, dejarla recta o bien arreglarla en general, esto será de manera superficial y se logra en una sesión rápida y cómoda. También se puede aumentar el volumen de labios o bien perfilarlos, aumentar volumen en pómulos, marcar arco de la mandíbula, rellenar ojeras y arrugas profundas.
Son dos tratamientos totalmente diferentes, se usan ambas muchas veces en la misma persona pero para tratar cosas diferentes. No son comparables.
Estas disminuyen, previenen y evitan arrugas, mientras que el ácido hialurónico rellena, corrige y da volumen.
Con productos de buena calidad y un profesional certificado puedes lograr cambios espectaculares y con resultados inmediatos.